Esta noticia habla
sobre un exoesqueleto desarrollado por científicos españoles que
permitirá andar a niños con atrofia muscular espinal. Se trata de
un dispositivo que tiene una autonomía de cinco horas, que cuenta
con músculos artificiales capaces de adaptarse de un modo autónomo
e inteligente a esta enfermedad y que responde a las necesidades de
los niños.
Me ha alegrado mucho
leer esta noticia porque hay muchos niños que sufren atrofia
muscular espinal y otras enfermedades similares que les impiden
llevar una vida normal. Estos niños no pueden relacionarse
fácilmente con otros niños y necesitan cuidados permanentes. Lo que
me resulta paradójico y me entristece es que en la lucha contra las
enfermedades siempre prima el aspecto financiero, pues estas
investigaciones dependen de unas empresas que sólo buscan obtener un
beneficio económico. Me parece increíble que en este mundo hasta
las enfermedades sean un negocio. Y lo peor de todo es que los niños
que viven en países pobres y padecen trastornos no pueden
beneficiarse ni de este, ni de otras muchas ayudas técnicas y
tratamientos más baratos, pues sólo los países ricos pueden
permitirse su coste. Una vez más el factor económico se antepone a
la salud de las personas.
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