domingo, 8 de abril de 2018

Descubierta una posible diana terapéutica contra el cáncer más mortal


Investigadores del Hospital del Mar de Barcelona prueban con éxito en ratones que inhibir una proteína relacionada con el tumor de páncreas reduce su crecimiento y el riesgo de metástasis.


Poca o ninguna alternativa terapéutica hay hoy en día para abordar un diagnóstico de cáncer de páncreas. El tumor es escurridizo, sabe camuflar los síntomas hasta que la enferedad alcanzaun estado demasiad avanzado y, además, crea a su alrededor una especie de muro que impide actuar al sistema inmune y a los fármacos quimioterápicos. Sin embargo, investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) en Barcelona han encontrado ahora un haz de luz al final del túnel, un hilo del que tirar para mejorar el pronóstico y la evolución de este tipo de tumores. Los científicos han probado con éxito en ratones que, al inhibir la proteína Galectina-1 (Gal1), relacionada con la proliferación de las células tumorales, se reduce la agresividad y se frena el crecimiento del tumor. A falta de que estos estudios preclínicos se trasladen a un ensayo con pacientes reales, el hallazgo abre la vía a una posible diana terapéutica para mejorar la supervivencia.

El tipo de cáncer de páncreas más común, el adenocarcinoma ductal pancreático (supone el 85% de los casos detectados), tiene uno de los peores pronósticos: la supervivencia a cinco años apenas llega al 5%. ¨Es muy maligno. Se detecta en fases muy avanzadas, cuando ya no se puede hacer cirugía para extirpar el tumor. La sintomatología inespecífica y la localización del órgano dificultan el diagnóstico precoz. No hay métodos de screening y, además, responden muy mal a los tratamientos porque tiene una barrera física que hace que los fármacos no lleguen al tumor", enumera la doctora Pilar Navarro, investigadora del IMIM y autora del estudio que ha abierto la puerta a una nueva diana molecular para combatir la enfermedad.
La "barrera física" a la que se refiere Navarro se llama estroma y funciona como una especie de muralla que evita que las células tumorales se expongan a los fármacos y al propio sistema inmunológico. Los artífices de este muro son los fibroblastos, un tipo de células que secretan proteínas y otras sustancias que favorecen la proliferación el tumor. En este ecosistema tan particular, los investigadores pusieron el foco en una de esas proteínas que generan los fibroblastos: la Galectina, unas moléculas que participan activamente en la evasión del sistema inmune. "Ya habíamos observado que en el páncreas sano no se expresa esta proteína y en el cáncer sí que está expresada de forma elevada, así que sabíamos que tenía que ver con el crecimiento del tumor: esta proteína promueve la vascularización del tumor [nuevos vasos sanguíneos para que pueda alimentarse y diseminarse] y que crezcan más las metástasis", apunta Navarro.
                                                                                          Ana Vallines Fernández 3º ESO B



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